Esa noche te noté igual a las anteriores, un tanto fria y distante, y en un instante me dijiste que ya todo había terminado entre nosotros. Esta vez te sentí firme en tu decisión y simplemente la acepté, diciendote que había hecho mi mejor esfuerzo no para convencerte, sino para demostrarte cuanto TE AMO, aunque con el corazón roto te dije si era el momento de dejarte partir y soltarte de mi mano lo haría, pues estaba tranquilo pues morí peleando aunque con el corazòn roto, satisfecho de haberlo luchado por lo que tanto quería.
Después de una pausa empezaste tu apología en donde en pocas palabras dijiste te sentías culpable pues sabías que no habías hecho tu mejor esfuerzo y que esta vez iniciaríamos una nueva etapa en nuestra relación.
Este tiempo no lo he de negar, ha sido muy bueno, en el que ambos hemos reído más y discutido menos. En donde ante la ausencia de un buen comentario simplemente basta con vernos a los ojos y con ellos decir lo que con palabras más de una vez no se puede.
Pero como es costumbre, el diablo es canijo, y una vez más está haciendo de las suyas con nosotros. Esta vez con comentarios fuera de lugar y chismes que ponen en riesgo nuestra relación. Lo mejor del caso es que es algo que ni tu ni yo podemos evitar y es eso lo que me da tanta rabia, que algunas personas no acepten que ya no sos una niña, que ya cambiaste las muñecas por muñecos, lo digo por mi claro esta, y esto mismo hace que siempre haya un temor en tu corazón. Un temor de enamorarte con locura y que luego ellos te lo quiten.
La vida no es muchas veces como deseamos, pero como siempre digo, son pruebas que lejos de alejarnos hacen que nuestro amor sea más fuerte ó simplemente seamos victimas de estas personas.
Solo te pido algo, no te sueltes de mi mano Anastasia, que juntos podremos llegar muy lejos siempre y cuando nuestros corazones sigan sincronizados.
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