Hace algunos días gracias a una invitación encontré una forma que finalmente me ayuda a empezar cada día de una manera optimista.
Si he de confesarlo, al pricipio me dió mucho miedo el simple hecho de tener que levantarme cada mañana a eso de las 6 pero conforme han pasado los días (que no son muchos) es más fácil y ahora disfruto mucho más el salir cada día y recorrer ese viejo camino con mi botella llena de agua y la fiel bici (de mi hermana) y empezar el día con un terrible dolor de piernas, pero con la recompensa de haberme sentido por un instante libre, libre de todo: las deudas, los problemas, las tareas y todas esas cosas que no dejan ver que en lo simple esta lleno de bellos y pequeños detalles haciendo que mientras dura el recorrido me sienta vivo y disfrutarlo al maximo.
Esto me hace casi automáticamente abrir mis ojos antes de que el despertador suene y levantarme casi de un salto, buscar mi botella de agua, mis guantes y por supuesto la bici; y juntos salir hacia nuestra ruta y asi empezar de una manera diferente cada día.
